domingo, 25 de noviembre de 2012

Después de Mansfield Park

Es fascinante el efecto que puede causar en mí el leer una de las novelas de Jane Austen. La calidez de su escritura, el intenso gozo que se recibe al ir desentrañando los secretos de sus complicadas oraciones. No hay modo de expresarlo más que invitando a deleitarse en la lectura. Una calidez, una condensación de agradables sentimientos se conjuntan para crear la posibilidad de una evasión completa. Me fascina. No hay palabras, ni quisiera compararme a tan querida escritora. Estoy feliz, feliz por un espacio de tiempo importante. Las consecuencias sobre mi mente son tales que me gustaría disfrutarlas a todas horas. ¿Cómo es posible que me demorara tanto a la hora de terminar de leerlo? Tonta de mí. Pero a pesar de toda la alegría, es imposible eludir la tristeza que se sigue al terminar un buen libro. El volver a la vida terrena, cotidiana. Pero supongo es el ciclo de la vida, para admirar como es debido la lectura, hemos de intercalarla con espacios de rutina, abatimiento.

Nuevamente, me siento feliz y contenta. Y ni el pensamiento de la urgencia de mis obligaciones perjudica ese sentimiento de felicidad. Pero supongo que es este precisamente el que me ayudará a llevarlas a cabo de la forma más eficiente.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Nuevo curso, otro enfoque

Bueno, después de tanto tiempo, es extraño volver a escribir algo. Como soy tan inconstante, ya no debería sorprenderme. Pero he decidido reavivar el blog y ahora sé qué enfoque quiero darle. Supongo que parecido al del principio, pero siempre me quedaba la duda de si este me permitiría escribir mis pequeñas fantasías. Así que he reavivado mis dos blogs a la vez. En el otro voy poniendo las epqueñas historias que escriba, ajenas a mí. Y este queda para quejarme, supongo. Como estoy en plan filosófico últimamente...

sábado, 12 de mayo de 2012

Renovación

Son casi las doce de la noche de un sábado 12 de mayo. Acabo de recordar que tendría que haber ido a la biblioteca a recoger el libro de Chesterton, el que me tengo que leer para ética. Supongo que me tocará ir mañana. Estoy algo cansada. Me pican lo ojos. Pero tengo una sensación extraña en el cuerpo.

Me acaloro, me pongo a pensar. Supongo que necesito escribir. Leer, también. Y hace mucho que no hago ninguna de las dos cosas. Es frustrante. Pero estoy en un punto muerto. Me he dado cuenta de que hay tantas cosas que no sé que me encuentro incapacitada para seguir. Es decir, ¿por dónde empiezo?

La ignorancia. Sí, creo que es lo que más miedo me da. El sentirme inferior. Es absurdo, y vergonzoso. Pero creo que es bueno empezar a darse cuenta. Quiero cambiar. Quiero hacer tantas cosas...

Me abruma el pensar en no conseguirlo. ¿Qué soy yo? En este momento, me siento como una bolsa del mercadona, vieja, vacía, inútil. Y aún así sigo siendo arrogante. Me asquea. Pero necesito sobrevivir. Me apego a la vida como un garrapata.

Buenas noches.